jueves, 14 de noviembre de 2013

El papa Francisco visitó al presidente de la República Italiana

El papa Francisco visitó al presidente de la República Italiana 
 Jueves 14 Nov 2013 | 11:10 am 
 El papa Francisco y el presidente Napolitano 

Roma (Italia) (AICA): El papa Francisco visitó esta mañana al presidente de la República Italiana Giorgio Napolitano en el palacio del Quirinal, donde llegó poco antes de las 11 después de haber atravesado en automóvil el centro de Roma. A su llegada fue recibido por el Jefe del Estado en el patio de honor del palacio, donde recibió los honores militares y se ejecutaron los himnos del Estado de la Ciudad del Vaticano y de Italia. Este es el tercer encuentro entre el Santo Padre y el presidente italiano: el primero fue el 19 de marzo, día de inicio del pontificado; el segundo el pasado 8 de junio cuando el Jefe del Estado fue al Vaticano. Hoy, el obispo de Roma le devolvió esa visita. 

 El papa Francisco visitó esta mañana al presidente de la República Italiana Giorgio Napolitano en el palacio del Quirinal, donde llegó poco antes de las 11 después de haber atravesado en automóvil el centro de Roma.
 A su llegada fue recibido por el Jefe del Estado en el patio de honor del palacio, donde recibió los honores militares y se ejecutaron los himnos del Estado de la Ciudad del Vaticano y de Italia. Seguidamente, el presidente Napolitano acompañó al Papa a su biblioteca en cuya antesala le esperaban los miembros del Gobierno.
 Este es el tercer encuentro entre el Santo Padre y el Presidente: el primero fue el 19 de marzo, día de inicio del pontificado; el segundo el pasado 8 de junio cuando el Jefe del Estado fue al Vaticano. Hoy, el obispo de Roma le devolvió esa visita.
 Al mismo tiempo, se reunieron las dos delegaciones, encabezadas por el presidente del gobierno Enrico Letta, por Italia, y monseñor Angelo Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado, por parte del Vaticano.
 Siguió el intercambio de regalos en la Sala de los Tapices. El presidente Napolitano regaló al Papa una estampa del pintor Giovanni Battista Piranesi; y el Pontífice donó al jefe del Estado italiano dos bronces del escultor Guido Veroi.
 El Papa se reunió brevemente, además, con los presidentes de la Cámara, del Senado y de la Corte Constitucional y al final se recogió unos momentos en oración en la Capilla de la Anunciación.
 En el Salón de la Fiestas del Quirinal tuvieron lugar los discursos, primero el del presidente al que siguió el del Papa Francisco. El Santo Padre fue invitado también a visitar la Capilla Paulina, más conocida por celebrarse en ella los conciertos de música de cámara del palacio del Quirinal.
 Francisco quiso que las casi dos horas que pasó en el Quirinal tuvieran un programa menos formal y más congenial con su proximidad y contacto con la gente, de ahí, el encuentro final con los jóvenes (hijos de los empleados de la Presidencia de la República), que se reunieron para saludarlo en el salón de la Guardia De Honor y a los que el Papa dirigió también unas palabras.
 Tenemos preocupaciones comunes y respuestas convergentes 
 Francisco agradeció al presidente Napolitano sus numerosos gestos de atención durante estos ocho meses de pontificado que se suman, dijo, a los manifestados durante siete años a Benedicto XVI, a quien recordó con afecto rememorando la visita que efectuó al Quirinal en 2008, y que en aquella ocasión definió como el hogar simbólico de todos los italianos.
 “Visitando este lugar tan cargado de símbolos e historia -prosiguió- quisiera llamar idealmente a la puerta de todos los habitantes de este país, donde se encuentran las raíces de mi familia terrenal, y ofrecer a todos la palabra salvadora y siempre nueva del Evangelio”.
 El Papa mencionó los momentos claves de las relaciones entre el Estado italiano y la Santa Sede, citando la inclusión en la Constitución de la República del Tratado de Letrán y el Acuerdo sobre la revisión del Concordato, del que, dentro de poco, se cumplirán treinta años y que representan “el marco normativo sólido para el desarrollo sereno de las relaciones entre Estado e Iglesia en Italia; marco que refleja y apoya la colaboración diaria en el servicio de la persona humana, en vista del bien común, en la distinción de los respectivos papeles y ámbitos de acción.
 “Nuestras preocupaciones, ante muchas cuestiones son comunes y las respuestas pueden ser convergentes. El momento actual está marcado por la crisis económica que es difícil de superar, y entre cuyos efectos más dolorosos, está el de la escasez de trabajo. Es necesario multiplicar los esfuerzos para aliviar las consecuencias, y para captar y fortificar cualquier signo de recuperación”.
 En ese contexto, “la tarea principal de la Iglesia es dar testimonio de la misericordia de Dios e impulsar respuestas generosas de solidaridad para abrir un futuro de esperanza, porque allí donde la esperanza crece, se multiplican también las energías y el compromiso con la construcción de un orden civil y social más humano y justo, y emerge un nuevo potencial para un desarrollo sostenible y sano”.
 El Santo Padre recordó sus visitas pastorales en Italia, ante todo Lampedusa donde vio de cerca “el sufrimiento de los que a causa de la guerra o la miseria emigran en condiciones desesperadas” y constató al mismo tiempo “la encomiable solidaridad de los que los acogen”. Tampoco olvidó Cagliari donde rezó ante la Virgen de Bonaria y a Asís para venerar al patrono de Italia cuyo nombre ha tomado. “También en estos lugares -ha afirmado- he tocado de cerca las heridas que hoy afligen a tantas personas”.
 La familia, fue el último tema del discurso del Papa que subrayó cómo la Iglesia fomenta el compromiso de personas e instituciones para apoyar a la familia, “lugar primario donde se forma y crece el ser humano, se aprenden los valores y los ejemplos que los hacen creíbles”. Esa institución “necesita estabilidad y reconocimiento de los vínculos mutuos, para llevar plenamente a cabo su tarea insustituible y cumplir su misión y, al mismo tiempo que pone al servicio de la sociedad sus energías, pide ser apreciada, valorada y protegida”.
 El Obispo de Roma se despidió del presidente del Estado con la esperanza “sostenida por la oración de que Italia, parta de su rico patrimonio de valores civiles y espirituales para encontrar de nuevo la creatividad y la armonía necesarias para su desarrollo armónico, para promover el bien común y la dignidad de cada persona, y ofrecer a la comunidad internacional su contribución a la paz y la justicia”. +

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