martes, 28 de enero de 2014

Gritamos un gol con entusiasmo y no somos capaces de alabar al Señor

Gritamos un gol con entusiasmo y no somos capaces de alabar al Señor 
 Martes 28 Ene 2014 | 11:47 am 
 El Papa centró su mensaje en Santa Marta en la alabanza a Dios.

Ciudad del Vaticano (AICA): “¿Sos capaz de gritar cuando tu equipo marca un gol y no sos capaz de cantar alabanzas al Señor? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no damos las gracias: ¡alabamos!”, dijo esta mañana el papa Francisco en la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta¨ al comentar, en su homilía, la danza alegre de David al Señor de la que habla la primera lectura, tomada del Segundo Libro de Samuel. El Papa subrayó que “si nos cerramos en la formalidad, nuestra oración se convierte en fría y estéril”.
“¿Sos capaz de gritar cuando tu equipo marca un gol y no sos capaz de cantar alabanzas al Señor? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no damos las gracias: ¡alabamos!”, dijo esta mañana el papa Francisco en la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta" al comentar, en su homilía, la danza alegre de David al Señor de la que habla la primera lectura, tomada del Segundo Libro de Samuel.
 “David danzaba con todas sus fuerzas delante del Señor”, comenzó el Pontífice su reflexión. Todo el Pueblo de Dios estaba en fiesta porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de alabanza de David, explicó, "lo llevó a salir de cualquier compostura y a bailar delante del Señor" con "todas sus fuerzas". ¡Esto era precisamente la oración de alabanza! –exclamó el Papa. Además, indicó que leyendo este pasaje, "pensé enseguida en Sara, después de haber dado a luz a Isaac. ¡El Señor me hizo bailar de alegría!", dijo la anciana. Por esto, Francisco señaló que "para nosotros es fácil de entender la oración para pedir algo al Señor, también para dar gracias al Señor" o la "oración de adoración". Pero la oración de alabanza "la dejamos de lado, no nos viene espontánea", precisó.
 Y de este modo lo explicó: "'¡Pero, padre, esto es para los de la Renovación Carismática, no para todos los cristianos!' No, ¡la oración de alabanza es una oración cristiana para todos nosotros! En la misa, todos los días, cuando cantamos el Santo. Esta es una oración de alabanza: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande! Y le decimos cosas lindas, porque a nosotros nos gusta que sea así. 'Pero, padre, yo no soy capaz... Yo debo...' ¿Pero sos capaz de gritar cuando tu equipo marca un gol y no sos capaz de cantar alabanzas al Señor? ¿De salir un poco de tu compostura para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no damos las gracias: ¡alabamos!"
 Debemos rezar "con todo el corazón" y continuó señalando que "es un acto de justicia, ¡porque Él es grande! ¡Es nuestro Dios!" David, recordó el Santo Padre, "era muy feliz, porque volvía con el Arca, volvía con el Señor: también su cuerpo rezaba con esa danza".
 Francisco siguió preguntando: 'Pero ¿cómo va mi oración de alabanza? ¿Sé alabar al Señor? ¿Sé alabar al Señor o cuando rezo el Gloria o rezo el Santo lo hago solamente con la boca y no con todo el corazón?' ¿Qué me dice David, danzando aquí? Y Sara ¿bailando de alegría? Cuando David entra en la ciudad comienza otra cosa: ¡una fiesta!"
 "La alegría de la alabanza -explicó- nos lleva a la alegría de la fiesta. La fiesta de la familia". De este modo el Papa recordó que cuando David entra en el palacio, la hija del rey Saúl, Mical, lo reprende y le pregunta si no le da vergüenza haber bailado de esa forma delante de todos, él que es el rey. MIcal, "despreció a David".
 De este modo, Francisco prosiguió: "yo me pregunto ¿cuántas veces nosotros despreciamos en nuestro corazón a personas buenas, gente buena que alaba al Señor como le viene, así espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las actitudes formales? ¡Pero, desprecio! ¡Y dice la Biblia que Mical quedó estéril durante toda la vida por esto! ¿Qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? ¡Que la alegría, que la oración de alabanza nos hace fecundos! Sara bailaba en el momento grande de su fecundidad, a los noventa años! La fecundidad que nos da la alabanza al Señor, la gratuidad de alabar al Señor. Ese hombre o esa mujer que alaba al Señor, que reza alabando al Señor, que cuando reza el Gloria se alegra de decirlo, cuando canta el Santo en la misa se alegra de cantarlo, es un hombre o una mujer fecunda".
 El Pontífice finalizó advirtiendo que "aquellos que se cierran en la formalidad de una oración fría, medida, quizá terminan como Mical: en la esterilidad de su formalidad". Por ello, el Papa invitó a imaginar a David que danza "con todas las fuerzas delante del Señor y pensemos qué bello es hacer la oración de alabanza". Además, afirmó que nos hará bien repetir las palabras del Salmo 23 que rezamos hoy: "Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! ¿Y quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en los combates!”+

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