jueves, 12 de junio de 2014

"El Mundial, una fiesta de solidaridad entre los pueblos"

"El Mundial, una fiesta de solidaridad entre los pueblos" 
 Jueves 12 Jun 2014 | 09:11 am
 Francisco envió un mensaje con motivo del inicio del mundial. 

Ciudad del Vaticano (AICA): Con motivo de la Copa del Mundo de Fútbol 2014, que comienza hoy en el Brasil, el papa Francisco grabó un mensaje trasmitido por la televisión brasileña en el que deseó a todos que puedan disfrutar del certamen y pidió que se desarrolle ¨con toda serenidad y tranquilidad, siempre en el recíproco respeto, en la solidaridad y en la fraternidad entre hombres y mujeres que se reconocen miembros de una única familia¨. Señaló en su mensaje tres actitudes esenciales en favor de la paz en la práctica del deporte: la necesidad de entrenarse, el juego limpio y el respeto entre los adversarios.

Con motivo de la Copa del Mundo de Fútbol 2014, que comienza hoy en el Brasil, el papa Francisco grabó un video mensaje trasmitido por la televisión brasileña O Globo.
 “Les deseo a todos que puedan disfrutar de un maravilloso Mundial de fútbol, que pueda desarrollarse con toda serenidad y tranquilidad, siempre en el recíproco respeto, en la solidaridad y en la fraternidad entre hombres y mujeres que se reconocen miembros de una única familia", pidió el Pontífice que señaló en su mensaje tres actitudes esenciales en favor de la paz en la práctica del deporte: la necesidad de entrenarse, el juego limpio y el respeto entre los adversarios.
 “El deporte, señaló el Santo Padre, es un instrumento para comunicar los valores que promueven el bien de la persona humana y ayudan a construir una sociedad más pacífica y fraterna. Pensemos en la lealtad, en la perseverancia, en la amistad, en el compartir y en la solidaridad".
 Palabras del papa Francisco 
Queridos amigos,
 Con gran alegría me dirijo a todos ustedes, los aficionados al fútbol, al comenzar la Copa del Mundo de 2014 en Brasil. Deseo enviarles un afectuoso saludo a los organizadores y a los participantes; a todos los atletas y seguidores, así como a todos los espectadores que en los estadios o a través de la televisión, la radio e Internet, participan en este acontecimiento que supera las fronteras lingüísticas, culturales y nacionales.
 Mi esperanza es que, además de una fiesta del deporte, este Mundial se pueda transformar en una fiesta de la solidaridad entre los pueblos. Esto supone, sin embargo, que los partidos de fútbol sean considerados por lo que son esencialmente: un juego y al mismo tiempo una oportunidad para el diálogo, el entendimiento, de mutuo enriquecimiento humano.
 El deporte es no sólo una forma de entretenimiento, sino también -y sobre todo, yo diría- una herramienta para comunicar los valores que promueven el bien de la persona humana y ayudan a construir una sociedad más pacífica y fraterna. Pensemos en la lealtad, la perseverancia, la amistad, el compartir, la solidaridad. Ciertamente, el fútbol suscita muchos valores y actitudes que han demostrado ser importantes no sólo en el campo, sino también en todos los aspectos de la vida, más específicamente en la construcción de la paz. El deporte es una escuela de paz, nos enseña a construir la paz.
 En este sentido, me gustaría destacar tres lecciones de la práctica deportiva, tres actitudes esenciales a favor de la causa de la paz: la necesidad de "entrenarse", el "juego limpio" y el respeto entre los adversarios. En primer lugar, el deporte nos enseña que para ganar hay que entrenarse. Podemos ver, en esta práctica deportiva, una metáfora de la vida. En la vida hay que luchar, "entrenarse", esforzarse para lograr resultados significativos.
 El espíritu deportivo nos remite, de esta manera, a una imagen de los sacrificios necesarios para crecer en las virtudes que construyen el carácter de una persona. ¡Si para mejorar a una persona es necesario un "entrenamiento" intenso y continuo, un mayor compromiso deberá ser invertido para llegar al diálogo y a la paz entre los individuos y los pueblos "mejores"! Es necesario entrenarse mucho…
 El fútbol puede y debe ser una escuela para la formación de una "cultura del encuentro", que conduzca a la armonía y a la paz entre los pueblos. Y aquí nos ayudará una segunda lección deportiva: aprendamos lo que el "juego limpio" en el fútbol nos puede enseñar. Para jugar en equipo hay que pensar, en primer lugar, en el bien del grupo, no para sí mismos.
 Para ganar, hay que superar el individualismo, el egoísmo, todas las formas de racismo, de intolerancia y de instrumentalización de la persona humana. Por tanto, ser "individualistas" en el fútbol es un obstáculo para el éxito del equipo; pero si somos "individualistas" en la vida, ignorando a las personas que nos rodean, sale perjudicada toda la sociedad.
 La última lección útil que nos da el deporte para la consecución de la paz es el deber de respetar al adversario. El secreto de la victoria, sobre el campo, y también en la vida, está en saber respetar al compañero de equipo, así como también al adversario. ¡Nadie gana solo, ni en el campo, ni en la vida!
 ¡Que nadie quede aislado o se sienta excluido! Y, si bien es cierto que al final de esta Copa del Mundo, sólo un equipo nacional va a levantar la copa como ganador, aprendiendo las lecciones que nos enseña el deporte, todos seremos ganadores, fortaleciendo los lazos que nos unen.
 Queridos amigos, gracias por la oportunidad de haber podido dirigir estas palabras a ustedes -en particular, agradezco a la presidenta del Brasil, señora Dilma Rousseff, a quien saludo- y les aseguro mis oraciones para que las bendiciones celestiales abunden sobre todos ustedes. Que esta Copa del Mundo pueda celebrarse con toda serenidad y tranquilidad, siempre desde el respeto mutuo, la solidaridad y la fraternidad entre los hombres y las mujeres que se identifican como miembros de una sola familia. ¡Gracias!”.+

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