viernes, 10 de julio de 2015

Francisco pidió perdón "por los crímenes contra los pueblos originarios"


Francisco pidió perdón "por los crímenes contra los pueblos originarios" 
Jueves 9 Jul 2015 | 22:16 pm
 Francisco, en el encuentro con referentes de movimientos populares.

Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) (AICA): El papa Francisco pidió humildemente perdón ¨por las ofensas de la propia Iglesia¨ y ¨por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, al tiempo que volvió a reclamar tierra, techo y trabajo para todos los hombres de la tierra durante su visita a los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que coincidió con su viaje apostólico a Bolivia. 

 El papa Francisco pidió humildemente perdón "por las ofensas de la propia Iglesia" y "por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, al tiempo que volvió a reclamar tierra, techo y trabajo para todos los hombres de la tierra durante su visita a los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que coincidió con su viaje apostólico a Bolivia.
 En la noche del jueves 9 de julio, el Papa volvió a pedir que haya tierra, techo y trabajo, que consideró "derechos sagrados". Sostuvo que "vale la pena luchar por ellos, por eso pidió que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra".
 Francisco dirigió el discurso más extenso desde que llegó el domingo 5 de julio a Sudamérica a los participantes del encuentro promovido por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
 Francisco propuso empezar “reconociendo que necesitamos un cambio”, y especificó: "Digámoslo sin miedo. Necesitamos y queremos un cambio. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza? Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra".
 El Papa observó que incluso dentro de esa minoría cada vez más reducida que cree beneficiarse con este sistema reina la insatisfacción y especialmente la tristeza. “Muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza”, añadió. También quiso advertir sobre la “ambición desenfrenada de dinero que gobierna” cuando el capital se convierte en ídolo -subrayó- y destruye la fraternidad interhumana y pone en riesgo esta nuestra casa común.
 El Santo Padre, según consignó Zenit exhortó a los representantes de "los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos" a trabajar por el cambio, y les dijo que “el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T», que son el trabajo, el techo y la tierra”. También los alentó a participar de "los grandes procesos de cambio, nacionales, regionales y mundiales”.
 Francisco insistió sobre esta idea del “sembrado de cambio”. Sobre esto dijo: "Sabemos que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón termina por burocratizarse, corromperse y sucumbir". También recordó que es imprescindible, junto a la reivindicación de los legítimos derechos, que los pueblos y sus organizaciones sociales “construyan una alternativa humana a la globalización excluyente”.
 El Pontífice repasó algunas tareas importantes para este momento histórico “porque queremos un cambio positivo”. La primera tarea es poner la economía al servicio de los pueblos, porque "los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero".
 "La economía -precisó- no debería ser un mecanismo de acumulación sino la adecuada administración de la casa común. Esto implica «las tres T», pero también acceso a la educación, la salud, la innovación, las manifestaciones artísticas y culturales, la comunicación, el deporte y la recreación. Y esta economía no es sólo deseable y necesaria sino también posible". Además, afirmó que la distribución justa, para los cristianos, “es un mandamiento”.
 La segunda tarea señalada por el obispo de Roma es “unir los pueblos en el camino de la paz y la justicia”. Observó que "ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo". También dijo que los pueblos de Latinoamérica “parieron dolorosamente su independencia política” y desde entonces llevan una “historia dramática y llena de contradicciones “intentando conquistar una independencia plena”.
 El Santo Padre dijo en su discurso que el nuevo colonialismo adopta distintas fachadas. A veces, es el poder anónimo del ídolo dinero y la imposición de medidas de "austeridad" que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres. En otras ocasiones, aparece bajo el ropaje de la lucha contra la corrupción, el narcotráfico o el terrorismo. También criticó “la concentración monopólica de los medios de comunicación social que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo”.
 "Si realmente queremos un cambio positivo tenemos que asumir humildemente nuestra interdependencia. Pero interacción no es sinónimo de imposición, no es subordinación de unos en función de los intereses de otros”, subrayó el Papa.
 A propósito del colonialismo, Francisco destacó un punto importante: “Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”. Y al igual que dijo Juan Pablo II, el Pontífice invitó a la Iglesia a que "se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos". Y pidió humildemente perdón “no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.
 También pidió a todos que se acuerden de obispos, sacerdotes y laicos que predicaron y predican la buena noticia de Jesús, “muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio”. Y aprovechó la ocasión para recordar que en Medio Oriente y otros lugares del mundo se persigue, se tortura, se asesina “a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús”. La tercera tarea de la que habló fue “defender la Madre Tierra”. y aseguró que “la cobardía en su defensa es un grave pecado”. Y añadió que existe un imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo.+

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