El Papa preside hoy una Vigilia de esperanza y consuelo a los que lloran
Jueves 5 May 2016 | 11:47 am
Ciudad del Vaticano (AICA): En la tarde de este jueves 5 de mayo, en la basílica de San Pedro, el Santo Padre presidirá la Vigilia de oración para “enjugar las lágrimas” dedicada a cuantos sufren en el alma o en el cuerpo. En esta Jornada, enmarcada en el Jubileo de la Misericordia, estará expuesto a la veneración de los fieles el relicario de Nuestra Señora de las Lágrimas de Siracusa. Enjugar los rostros empapados de lágrimas por el sufrimiento físico o espiritual y llevarles el consuelo y la esperanza, es la finalidad de esta Vigilia que presidirá Francisco a las 18.
En la tarde de este jueves 5 de mayo, en la basílica de San Pedro, el Santo Padre presidirá la Vigilia de oración para “enjugar las lágrimas” dedicada a cuantos sufren en el alma o en el cuerpo. En esta Jornada, enmarcada en el Jubileo de la Misericordia, estará expuesto a la veneración de los fieles el relicario de Nuestra Señora de las Lágrimas de Siracusa. Enjugar los rostros empapados de lágrimas por el sufrimiento físico o espiritual y llevarles el consuelo y la esperanza, es la finalidad de esta Vigilia que presidirá Francisco a las 18.
Oración y tres conmovedoras historias de vida, mojadas por las lágrimas y enjugadas por la fe, se alternarán durante esta vigilia de oración para expresar una de las siete obras de misericordia espiritual: “consolar a los afligidos”. Después de cada testimonio, explica una nota de Radio Vaticana, se encenderá una vela ante el relicario de la Virgen de las Lágrimas de Siracusa, expuesto en esta ocasión para la veneración de los fieles en la Basílica de San Pedro.
Durante la celebración, el papa Francisco hará distribuir a los presentes como símbolo de consolación y de esperanza, el Agnus Dei, bendecido por él mismo. De forma oval y cera blanca, este objeto de devoción que Francisco donará, tiene grabado de un lado, la imagen del Cordero Pascual y del otro lado, el logotipo del Jubileo de la Misericordia. Su utilización se remonta al siglo IV, mientras es ciertamente documentado en el siglo IX, cuando el Sábado Santo, se rompía el cirio pascual en uso hasta ese día y una vez derretida la cera, se agregaba aceite bendiciendo la mezcla, que se vertía luego en moldes y se distribuía en la octava de Pascua a los fieles. Pero es a partir del 1470, con el Papa Pablo II, que el Agnus Dei comienza a ser utilizado también en los años Jubilares.
Serán diez personas las que en representación de todos aquellos que cargan sobre sus espaldas historias humanas de gran sufrimiento, recibirán el Agnus Dei directamente de manos del Papa. Entre ellas, quien ha perdido un hijo en un accidente de tránsito, como la presidente de la Asociación “Víctimas de la calle”, o quien perdió un familiar durante el cumplimiento del propio trabajo, representadas por el Presidente de la Asociación “Víctimas del deber”.
Con ellos, quien perdió familiares durante el genocidio en Ruanda, quien vivió el drama de la cárcel. Junto a estas voces, también los testimonios de lágrimas derramadas por mujeres, esposas, madres y abuelas, de religiosas comprometidas en las misiones y el de una enfermera que cuida a enfermos terminales.
La Virgen de las Lágrimas
Durante la Vigilia se expondrá a la veneración de los fieles en la basílica de San Pedro el relicario de la Virgen de las lágrimas de Siracusa, vinculado al fenómeno prodigioso que ocurrió entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre de 1953, cuando una imagen de yeso, que representaba el inmaculado corazón de María, puesto como cabezal de una cama de matrimonio en la casa de pareja de recién casados, Ángelo Iannuso y Antonina Giusto, derramó lágrimas humanas. El relicario contiene parte de las lágrimas que brotaron milagrosamente de la imagen de la Virgen.
Las lágrimas de María son un signo del amor materno y de la participación de la Madre en los sufrimientos de sus hijos: por este motivo ellas estarán en la Basílica durante la Vigilia, casi como para alentar, confortar, sostener y guiar a quienes están en la prueba a abandonarse a la Virgen María sin reservas y con la confianza de los hijos justo en el mes a ella dedicado.+
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